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Hoy cumples cuatro años pequeñita y aún recuerdo la primera vez que tuve encima, directa del útero a mis brazos, sin pasar por los de nadie. Se cruzaron nuestras miradas y quedamos unidas para siempre. Una mirada tan intensa que no podía ser de una recién nacida. El parto no fue fácil, la lactancia tampoco, pero era tan feliz y me sentía tan  tan plena, que no recuerdo una época más feliz que tus primeros meses.

No fuiste un bebé fácil, siempre despierta, de sueño complicado y actividad frenética. Pero yo decidí olvidar todo lo que creía que sabía sobre niños y que me lo enseñarás todo de nuevo. Y así me convertiste en tu mamá, ni mejor, ni peor que otra, la tuya, la que necesitabas. Y así me sigues enseñando cada día.

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Cortesía de Beatriz – Mi embarazo en fotos

A veces, tenemos una idea en la cabeza sobre el futuro y nos perdemos en las expectativas. En mi caso era tener una hija fuerte pero tierna, decidida pero salvaje, con personalidad desbordante pero caracter dulce, y aunque en ocasiones me superó tu autenticidad, ahora sólo puedo pensar en que ahora mismo eres exactamente como yo quería, mi pequeña tigresa de neón. Has superado con creces cada una de las expectativas y deseos que tenía para tí, como dice tu canción favorita:

Run, neon tiger, there’s a lot on your mind
They’ll strategize and name you
But don’t you let ‘em tame you
You’re far too pure and bold
To suffer the strain of the hangman’s hold

I don’t wanna be kept, I don’t wanna be caged
I don’t wanna be damned, oh, hell
I don’t wanna be broke, I don’t wanna be saved
I don’t wanna be S.O.L.

Te has convertido en la niña de cuatro años más maravillosa que podía imaginar. Tan libre y tan salvaje, tan tierna y tan empática. Hasta tus defectos que apasionan: Me encanta cuando sabes que has hecho algo que no debías y te pones a la defensiva, la mejor defensa es un buen ataque piensas, cuando me dices divertida “no me mires ahora mamí, que la voy a liar parda”, tus “vete a trabajar al ordenador” cuando quieres que te deje sola para cometer alguna travesura, tus «márchate mejor que estoy jugando con mis amigos» o cuando no puedes acostarte “porque tengo que hacer esta manualidad mami, de verdad, de verdad”.

Me encanta verte llegar a un sitio nuevo y ver como de repente tienes un montón de niños desconocidos a tu alrededor, y al cabo de un rato todos te están haciendo caso, no porque les digas lo que tienen que hacer, sino porque les encantan tus ideas. Tienes carisma, pequeña. Pero también tienes bondad, derrochas empatía y siempre estás dispuesta a ayudar. Y allá donde hay una injusticia, allá estás tú para combatirla, sea un padre que grita a un hijo, sea un bebé que llora porque no le cogen, sea una pelea entre dos niños o un abusón imponiendo su ley. Y que a nadie se le ocurra meterse con Emma, “con mi hermana sólo me peleo yo”.

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Me apasiona la relación que tienes con tu hermana, vuestra complicidad, vuestra dulzura, vuestras risas. Me encanta ver como Emma te despierta con su buen humor matinal y tú te tapas la cabeza, «Emmaaaaaaa que estoy durmiendo». Exactamente como hacíamos nosotras hace un par de años. Me encanta veros planear travesuras, me encanta ver como te imita, como te pide ayuda, como os prestáis la ropa y los juguetes, como os hacéis payasadas la una a la otra para que os partáis de risa, como os consoláis si estáis tristes y también, como resolvéis los conflictos cada día. Tuve tantas dudas sobre vuestra relación mientras estaba embarazada que sólo puedo daros las gracias por haber superado mis expectativas con creces.

Me ilusiona que me digas con tu ingenuidad que cuando seas más mayor quieres ir al cole a aprender cosas. Y que cuando hablamos de que en el cole hay muchas normas y que que pasaría si quisieras pintar y fuera la hora de jugar en la cocinita, respondas con aplomo, «pues pintaría mami, ¿qué van a hacer? ¿obligarme?».  Y a lo mejor lo consigues cuando vayas, porque has venido a este mundo a cambiarlo. Mi princesa de boca de fresa, aún crees que el mundo puede cambiar, y consigues que yo tenga ganas de cambiarlo contigo.

Y no, no quiero parar el tiempo para que no crezcas más, quiero que crezcas, que vivas, que sueñes, que hagas locuras, que ames con pasión; quiero parar Mi tiempo para no perderme nada, aunque ya sabemos que eso no puede ser chiquitina.

Todas las cosas que tenías planeadas para cuando cumplieras cuatro años, ir al cole, dejar la teta o dormir en tu cuarto te han debido de dar un poco de vértigo a tí también. Y con un simple y honesto «decidí mal, mami» has decidido que lo dejas para cuando cumplas cinco años, acompañado de un «bueno o ya veremos». Ya sabes que yo no tengo prisa ninguna chiquitina, pero aún así me has prometido darme menos patadas por la noche y dormir en tu lado y no atravesada, aunque sabes que no vas a cumplirlo. Y yo también. Lo que no sabes es que por la noche soy yo quien te busco, te doy la mano, te acarició el pelo y te digo lo mucho que te quiero.

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Y es que aún eres un poco mi bebé: Aún hoy tengo que cantarte a escondidas “Twinkle Twinkle” en el trabajo o en el autobús, aún hoy si no estoy, te duermes abrazada a mi foto, aún me buscas de noche como un recién nacido, aún tomas teta, pero muy poquito, porque ya eres muy muy mayor. Tan pequeña y tan mayor, cocinas, limpias, te bañas, te vistes sola, pero también pides ayuda si es necesario. Aprendes cada día algo nuevo, aunque tú creas que no, estás aprendiendo todo lo importante.

Sigue derritiendo mi corazón cuando me dices “¿Cómo puedo tener tanta suerte de tener una madre tan maravillosa?”, “Te quiero hasta el Sol y de Vuelta” y “Me super encanta que seas mi mamá”. Sigue dejándome ko con tus razonamientos, sigue enfadándote y discutiendo si no estás de acuerdo, sigue cuidando de los bichitos, sigue desafiando el mundo de la moda con 4 añitos, sigue poniendo tu pasión en todo lo que creas, y sigue eligiendo siempre lo que quieres ser pequeña, el único favor que te pido es que no te pierdas a tí misma por el camino.

No te olvides nunca de lo increíble que eres, no cambies nunca princesa. Hoy, más que nunca puedo decir, los días son largos, los años son cortos;  gracias por dejarme ser tu mami en estos cortos, largos años, mi niña bonita.

¡Espera un momentito!

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