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Llevo pendiente de escribir este post desde hace un año, en el que en un café una lectora me pregunto como había sido el embarazo de Emma, pero antes de hablar de Emma tenía que hablar de Ariel.  Y en estos días en los que me estoy encontrando tan mal me he acordado de que había prometido la segunda parte de este post, ¿Cómo es un embarazo cuando ya tienes niños? Depende de mil factores, de nuestras expectativas, de nuestra situación y de nuestras ayudas externas. Personalmente se me está haciendo muy duro, mucho. Nada que ver con el embarazo de Abril, que fue, sin duda, una de las mejores etapas de mi vida. Cuando estás embarazada de tu primer bebé…

Cuando estás embarazada de tu primer bebé, te afectan los juicios, con el segundo, te cabrean, con el tercero, te divierten, porque sabes que el tiempo lo pone todo en su sitio (y/o lo suaviza) y que hagas lo que hagas habrá alguien (o muchos) dispuestos a juzgarte, si das teta porque te crees mejor madre, si no porque te esfuerzas poco, si colechas porque se enmadran, si duermen solos porque les abandonas de noche, si les das de comer trozos porque eres una vaga que no quiere hacer purés, si les das purés porque no respetas su autonomía, si vuelves al trabajo a los 4 meses porque les dejas en un nido de gérmenes y desapego, y si no vuelves -y te inventas un trabajo y/o te descapitalizas económicamente o ambos-  porque te pierdes a ti misma y te crees mejor que las demás…Por supuesto a los papás nadie los juzga, sólo con estar ya son padrazos supremos. En cinco años de paternidad a MachoAlfa tan solo le han insinuado alguna crítica por el colecho que con mucho arte zanjaba con un “a nosotros nos gusta así”.

Cuando estás embarazada de tu primer bebé, te sobra tiempo al día para acariciarte la barriga, cuando estás embarazada del segundo, te sientes culpable por no dedicarle el mismo tiempo, con el tercero te acuerdas de que estás embarazada cuando te acuestas por la noche y ves que te has tenido que poner el pijama de tu chico, “Ah claro, por esto estaba tan cansada”. No has tenido tiempo ni de comprarte un pijama más grande XD

Cuando estás embarazada de tu primer bebé, todo el mundo se preocupaba por tu estado de salud, cuando estás embarazada de los siguientes ya nadie se preocupa por tí, con el segundo piensan que no debía estar mal para querer repetir y con el tercero directamente te tachan de loca, irresponsable o directamente asumen que ha sido un accidente anticonceptivo o que buscabas «el niño».

Cuando estás embarazada de tu primer bebé, sabes exactamente de cuantas semanas, días y horas estás embarazada, cuando estás embarazada del segundo lo tienes que llevar apuntado, con el tercero de repente un día te das cuenta de que estás a dos meses de tu fecha improbables de parto. Y que no has lavado la ropita XD ¡de hecho ni has comprado ropita!

Cuando estás embarazada de tu primer bebé, tienes todas las muditas, compradas, lavadas, planchadas y clasificadas por tonalidades, cuando estás embarazada del segundo te agobia un poco no tenerlo preparado y un mes antes te plantas y lo organizas, con el tercero esperas poder bajar la ropa del trastero y lavarla antes de ponerte de parto o mientras estás de parto, y entonces maldices no haberte comprado la secadora por preocuparte del medio ambiente XD

Cuando estás embarazada de tu primer bebé, elegir el color del carro es la decisión más importante del mundo, cuando estás embarazada del segundo te preocupas por cual patín comprar  y con el tercero, bueno con el tercero esperas recuperar el carro que lo tienes prestado, aunque ya sabes que va a pasar sus primeros meses en tus brazos igual les apetece montarse a las niñas, y piensas que igual estaría bien comprarle una capota nueva para que estrenara algo. Igual… XD

Cuando estás embarazada de tu primer bebé,  todo el mundo quiere hacerte un regalo por el bebé, a veces hasta que te preguntan que necesitas y a la tercera negativa dejan de insistir con el esterilizador de biberones – «porque no sabes si vas a poder dar el pecho y es mejor no obsesionarse»- , con el segundo  nadie piensa en hacerte un regalo, si acaso aparecen con ropita a pesar de que has dicho que no te hace falta “pero como no iba estrenar nada” ¡estrena familia señores! y con el tercero, sólo pides tuppers de comida, incluso si no es vegetariana (todo el mundo sabe que es más fácil hacer caldo de pollo que de verduras grrrr ),  tú ya te apañarás con el chocolate, que ahora lo compras por kilos en Makro XD

Cuando estás embarazada de tu primer bebé y nace, todo el mundo quiere venir a visitarte y darte sus consejos maestros, con el segundo no hay visitas aunque has pedido tuppers, que tampoco te traen, y con el tercero, ya sabes que no vas a tener ayuda, así que ni la pides, ni la esperas. Y eres feliz y te sientes una superhembra. O no, y lloras. O todo a la vez.

Cuando estás embarazada de tu primer bebé, todo el mundo te da consejos no deseados y te cuenta horribles historias de parto, cuando estás embarazada del segundo también, pero ya no te molesta, aunque las historias de terror de celos entre hermanos te quitan el sueño, con el tercero nadie te cuenta historias, solo te compadecen XD y aunque te las cuenten ya has aprendido a hacer escucha selectiva e ignorar…

Cuando estás embarazada de tu primer bebé, el síndrome del nido es útil y tu casa esta impoluta varias semanas antes de su nacimiento, cuando estás embarazada del segundo el síndrome del nido es un peñazo supremo porque ni tienes tiempo, ni ganas de dejarlo todo perfecto, ni el hermanito/a van a ser capaces de mantenerlo. Con el tercero, maldices a la naturaleza, directamente XD ¿Qué he hecho yo para merecer esto? Porque invierto mi escasa energía en limpiar. Terrible.

Cuando estás embarazada de tu primer bebé, tienes tiempo de ir a yoga y natación prenatal, echarte la siesta y preparar deliciosas comidas orgánicas y sanísimas, con el segundo igual te echas una siesta -y te crees que has ido al spa- y te comes las sobras que deja tu peque, con el tercero no hay sobras, pero agradeces que tus hijos sean autónomos y te traigan el desayuno a la cama los días malos. La palabra sano ahora incluye cereales de herbolario aunque tengan azúcar XD

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Cuando estás embarazada de tu primer bebé, te tomas todas las vitaminas, complementos, oligoelementos y superalimentos, con el segundo te sientes mal porque se te olvida a diario y con el tercero, decides, obviando toda evidencia, que lo que necesitas es media tableta de chocolate negro al día XD Cuando el padre te pregunta que quieres cenar siempre respondes drogas, pero se le olvido comprar lo necesario para emular a Breaking Bad XD y te ofrece chocolate. Aceptas.

Cuando estás embarazada de tu primer bebé, tienes tiempo de hacer tres preparaciones al parto diferentes, leerte mil libros, ir a mil charlas, con el segundo no tienes tiempo – o sí y no vas por aprender algo sino por que te cangureen al peque un rato- y con el tercero, piensas que mejor no ir para no hacer spoilers y que te odien de por vida. Las discusiones acaloradas epidural si o no, estivil si o no, teta si o teta no, o si los niños tienen que ir a la guarde con cuatro meses o seis a socializar te inspiran ternurita. Ahora ya sabes que las madres no se miden en decisiones como te ha hecho creer la cultura patriarcal, y que cualquiera de ellas, cuando comparta gastro con su peque – que lo hará- se pondrá en segundo lugar sin perder ni un segundo. Todas se preocuparán cuando se pongan malitos, todas se intercambiarían sin dudarlo. Y eso es lo único que importa. Y te gustaría decírselo pero no van a escucharte.

Cuando estás embarazada de tu primer bebé, el sexo es maravilloso, cuando estás embarazada del segundo sigue siendo maravilloso pero escaso, con el tercero… hay una lucha interna entre placer y cansancio en la que el segundo es más fuerte XD Peppa Pig ya no les gusta a las peques y es terrible…Pero aumenta la creatividad porque ya sabes lo que significa un puerperio respecto a las bajas pasiones XD y cuando no se puede, sigues pensando que el chocolate es un super alimento nutricional contra toda evidencia XD

Cuando estás embarazada de tu primer bebé, te emocionas cuando por fin te sale la tripa y lo cuelgas en facebook, cuando estás embarazada del segundo todo el mundo te dice “que sale antes” y no sabes si te están llamando ballena, con el tercero…ya te ves a ti misma ballena y si alguien más te dice “Estarás a puntito” antes de empezar el tercer trimestre te da miedo perder el control y comerte a quien te lo diga, porque encima los niños ya no solo no dejan sobras, sino que encima se comen tu ración XD y da igual donde escondas el chocolate, lo encuentran.

Cuando estás embarazada de tu primer bebé, puedes tener dudas de si serás buena madre, cuando estás embarazada del segundo ya no tienes dudas, pero te preocupa ser la madre de dos niños a la vez y como vas a dividirte, con el tercero  sabes que serás un mojón asco de madre en muchas situaciones, pero ya tienes claro que eres la mejor madre que puedan necesitar tus peques y que el amor ni se crea ni se destruye, solo se multiplica cuando hablas de hijos. Y ya sabes que no puedes dividirte, y lo asumes. A veces, otras lloras. O todo a la vez.

Cuando estás embarazada de tu primer bebé, tienes dudas sobre si tu relación de pareja será igual, cuando estás embarazada del segundo, ya sabes que nunca va a ser igual, con el tercero, sabes que si has podido con la brecha que es tener un segundo hijo, vais a poder con todo. Y también sabes que aunque el amor se acabe, hay una unión mucho más sagrada como formar una familia. Y cuando miras a tus niños y a tu tripa solo puedes agradecer los tres regalos que te ha hecho tu pareja, aunque sigues sin entender porque es tan difícil arreglar el radiador del salón (que lleva semanas estropeado y la calentivoridad tiene un límite) y poner las estanterías (que llevan meses compradas), mientras corrige con una niña en cada brazo y usa el boli rojo con maestría con una oreja XD

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Cuando estás embarazada de tu primer bebé, te preguntarás si volverás a ser la misma, cuando estás embarazada de los siguientes  ya tienes claro que no, que jamás, que serás una versión más mejorada de ti misma, con más ojeras, peores pelos y señales en tu cuerpo, pero también más empática, más fuerte, con más capacidad de organizar, de relativizar y de resistir como nadie la falta de sueño.

Desde luego esto no es una verdad suprema, tan solo os cuento mi experiencia : ) Y ahora respondo la pregunta que me hicisteis. Cuando estaba embarazada de Emma, Abril era aún un bebé, que se despertaba muuuuchas veces a lo largo de la noche, seguía lactando, no estaba escolarizada y no tenía ayuda externa para encargarme ni de ella, ni de la casa. Psicológicamente no estaba al 100% porque estaba aún superando un duelo y además tenía un sentimiento de culpa enorme. Estaba agotada, mucho. Y tenía muchos miedos, muchos más que con Abril, me daba pánico que algo le pasara a Emma durante el embarazo o el parto, fui incapaz de decidir donde parir hasta el mismo momento en el que me puse de parto y me preocupaba enormemente un parto largo y duro porque estaba tan cansada que no me sentía con fuerzas. Me preocupaba que fuera un parto en posterior, de nuevo. Me preocupaba que tuviera frenillo, de nuevo, que tuviera reflujo, de nuevo, que tuviéramos otra lactancia horrible, de nuevo. Me preocupaba sentir el día de la marmota. Me preocupaba desatender a mi hija mayor al tener que estar sola con ambas (M.A. no se cogió el permiso de paternidad y al cuarto día de Emma volvió al trabajo). Me preocupaba especialmente que durmiera tan mal como Abril. Algunos miedos se cumplieron y otros no: El parto fue perfecto, rápido y fácil, la lactancia fue aún más terrible, llegando incluso a tener que pasar por quirófano para solucionar su anquiloglosia – después de mucha culpa, sufrimiento e incomprensión por ambos “bandos”-, el reflujo lo tuvo igual, aunque lo solucionamos antes (Gracias I. <3), Abril no pudo estar más desatendida y yo no pude estar más sola, con el tiempo le dije a una amiga “Creo que no tuve depresión posparto porque no tenía tiempo”. Y el sueño, ay el sueño de Emma, casí me hizo perder la cordura y la razón. Al final, como casi todo en crianza, el tiempo puso todo en su sitio (más o menos jiji) y si no borro los malos recuerdos, si los dulcificó al máximo. Tanto que nos dio por repetir.

Este verano me quedé embarazada, un embarazo planificado al milímetro entre la edad mínima y máxima que quería que se llevaran, la FPP una vez finiquitadas las clases de Bachillerato de MachoAlfa y que no hiciera demasiado calor para poder disfrutar del final del embarazo y el verano con el bebé. Y me siento muy feliz y muy afortunada, pero físicamente está siendo el peor de los tres. El piramidal empezó bien prontito a molestar, las cervicales también y por mucho que he bajado el ritmo me sigo encontrando mal, muy frustrada por no poder trabajar y llevar a cabo mis proyectos, y muy culpable por no poder atender a las niñas como me gustaría.  Con los mismos miedos, o hasta peores porque ya se como funciona la genética con mis hijos, y no me preveo un puerperio fácil, para el que me siento igual de primeriza que las otras veces, por mucho que lleve cinco años de rodaje, y además llego mucho más cansada…. No hay día que no piense “¿Cómo se me ocurrió meterme en este lío?”

Pero también no hay día que no me emocione con lo presente que tienen a las niñas a su hermano o hermana, como le dan besos constantes, tienen conversaciones a través de la tripa y hacen muchísimos planes de lo que van a hacer cuando el bebé nazca, desde compartir juguetes hasta llevarle a museos o restaurantes. Porque aunque a veces se me olvida, esa es la verdadera razón por la que estoy en este lío, porque mis mareos, mi cansancio, mis dolencias van a pasar, se me van a olvidar, pero un hermano es un regalo para siempre. Porque las noches sin dormir que me quedan no serán importantes de aquí a unos años cuando sienta que tienen un nuevo amigo o confidente. Porque cuando yo ya no esté, seguirán teniéndose los unos a los otros. Porque maternar no es sino olvidarte un poco de quien eres para cuidar sin esperar nada a cambio, aunque haya días que solo quiera meterme en la cama y que me cuiden a mí.

EMBARAZO CON HIJOS 2

No quería un post quejicoso, ni ñoño, siento si ha sido así. Un beso enorme a todas las pancitas del otro lado de la pantallita  y recordad, los días son laaaargos, pero los años no pueden ser más cortos : )

¡Espera un momentito!

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