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El otro día publique la traducción de un precioso texto que me llegó en inglés y algunas madres me han escrito para confesarme, que aunque les ha gustado mucho, les ha dado cierto vértigo y cierta penita leerlo. No era desde luego mi intención, era más bien un carpe diem maternal, una forma de explicar que cada día con un bebé, aunque agotador y repetitivo, es un regalo… Siempre habrá alguien dispuesto a criticar tu crianza, pero las familias que criamos con contacto somos aún más susceptibles de ellas: Hasta cuando tomará teta, será porteado, colechará y cuando empezará a ir a la guardería son preguntas recurrentes. Por eso ese texto me pareció un buen recordatorio de qué es realmente lo que importa. 

Se dormirán sobre ti después de un largo día
Y será la última vez que abraces a tu niño mientras duerme
Un día los llevarás en tu cadera y los dejarás en el suelo
Entonces nunca más los volverás a coger de esa forma.
Les frotarás el pelo en la bañera una noche
Y a partir de ese día querrán bañarse ellos solos.
Te cogerán de la mano para cruzar la carretera
Y entonces nunca te la pedirán de nuevo.
Se deslizarán en tu habitación a media noche en busca de mimos
Y entonces será la última noche que te despierten para esto.

Creo que es igual de importante disfrutar las últimas veces que las primeras veces, porque es la antesala de algo grandioso: su libertad, su independencia y la autonomía. Os he dejado programada esta entrada por si os habéis sentido mal en algún momento a causa de ese texto, que le deis una vuelta de tuerca, y festejéis las primeras veces, igual que festejamos las últimas. Hay primeras veces que me han dejado un regusto amargo, por ejemplo, la primera vez que Abril no tomó teta para dormirse, (hoy día alguna vez me pide teta para dormir, pero de vez en cuando), ya que la desteté por la noche cuando aún la necesitaba. Sin embargo, recuerdo como si fuera ayer la alegría que sentí cuando utilizó un wc que no era el de nuestra casa. Me moría de orgullo y satisfacción. En esa ocasión sí respeté sus ritmos. Nunca la obligué a dejar el pañal, ni la recordé que tenía que hacer pis cada 20 minutos, ni mucho menos la regañe porque sabiendo que era capaz no lo hacía. Por eso, ese primer «yo solita» me lleno de jubilo. También recuerdo los primeros pasos de Emma cuando todo el mundo me decía que iba «retrasada» y yo nunca la forcé. Supongo que la clave está en respetar sus tiempos, pues si lo hacemos, no habrá ninguna última vez de la que arrepentirse y sí un montón de primeras veces en las que regocijarse.

Tú eres el arco del cual, tus hijos
como flechas vivas son lanzados.
Deja que la inclinación
en tu mano de arquero
sea para la felicidad.
Khalil Gibran

La última vez que vive en tu útero, es la primera vez que se refugia en tu pecho.

La última vez que está unido al cordón umbilical, es la primera vez que respira por si solo.

La última vez que te necesita tanto, es la primera que redescubre a Papá.

La última vez que quiere que le des de comer, es la primera que te dice “yo solito”.

La última vez que necesita tu mano para caminar, es la primera que puede hacerlo solo.

La última vez que requiera tu presencia para su juego, es la primera vez que cerrará la puerta para jugar con sus iguales.

La última vez que permite que le lleves en brazos, es la primera vez que va a volar solo.

La última vez que te pidan que les leas un cuento, será la primera que sean verdaderos lectores.

La última vez que necesite la paga, será la primera que cobre un sueldo propio.

La última vez que duerma en tu casa, será la primera vez que duerma en la suya.

La última vez que sea SÓLO tu hijo, será la primera que sea una madre o un padre. Y entonces habrá mil nuevos momentos, mil primeras veces y mil últimas veces, con tus nietos.

Y recuerda además hay momentos que no serán nunca últimas veces:

Nunca dejaran de necesitar tus abrazos, ni tus besos.

Nunca dejaran de necesitar tus chascarrillos en un día malo.

Nunca dejaran de necesitar tu voz cuando estén tristes.

Nunca dejaran de saborear la tortilla/risotto/salmorejo/lentejas/croquetas y relamerse mientras exclaman “no hay guiso como el tuyo”.

Nunca dejarás de ser su modelo a seguir.

Nunca dejarán de pedirte consejo o ayuda.

Nunca dejarán de sentir que tu casa es su hogar.

Nunca dejarán de recordarte, aunque ya no estés.

 

 

Vive con cariño las últimas veces, con ilusión las primeras y ten siempre en mente que hay momentos que no se agotarán jamás. LOS DÍAS SON LARGOS PERO LOS AÑOS SON CORTOS.

 

 
Nosotros estamos de nuevo de vacaciones, espero disfrutar a tope, y que vosotros también lo hagáis <3

¡Espera un momentito!

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