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Leo va al barbero (o Félix Rodríguez de la Fuente visitando a Llongeras)

Desde este verano han pasado muchas cosas en nuestra vida, la más importante, ¡por fin hemos podido ganar una partida a Leo el Barbero! (os dejamos el enlace afiliado para vuestra comodidad). Este post se quedó pendiente este verano y como por fin me he liberado del trabajo, he querido publicar otra reseña y Bei me ha dicho que haga doblete, que no tiene más huecos, así que aquí estamos, espero que os sirva de cara a estas Navidades 🙂

Hola a todo el mundo, aprovecho esta reseña para hablaros más en profundidad sobre un juego que mencioné por encima en el “Recopilatorio Cooperativo Definitivo” (así, con voz grave, eco y a un volumen considerable…seguro que lo has hecho XD) Y es que me apetecía haceros esta reseña porque hacía tiempo que no veía cosa más difícil (reíros vosotros de la dificultad de Pandemic o el Arkham Horror) Llevamos más de 15 partidas y no hemos sido capaces de ganar todavía…


Bueno, a lo que vamos, Leo va al barbero es un juego cooperativo de Leo Colovini, editado por Devir (es una de las novedades de este año), de 2 a 5 jugadores, a partir de 6 años (aunque nosotros jugamos con Emma que tiene 4) y una duración estimada de 30 minutos… aunque esto último es un poco relativo, o acabas antes hasta las narices y recoges todo o lo llevas al extremo y te pasas una hora intentando aprenderte de memoria todas las losetas para poder ganar…eso del término medio en nuestra casa no se lleva mucho, XD

En cuanto a la historia del juego, Leo es un león al que le está creciendo la melena y tiene que cruzar toda la selva para llegar a la peluquería antes de que cierre. Ese será el objetivo de todos los jugadores: jugar cartas de forma cooperativa para hacer llegar a Leo hasta su objetivo.

Hasta aquí todo normal, uno cuenta esto y se queda tan bien, no obstante, jugando se te pasan por la cabeza numerosas preguntas…
– ¿Por qué nunca en los documentales se centran en un hecho tan trascendente como el del estilismo de los leones?
– ¿Cualquier animal puede dedicarse a la peluquería o tienen que ser específicamente los monos los que se dediquen a este oficio en la selva?
– El protagonista se llama Leo, igual que el autor del juego, ¿será un juego autobiográfico? ¿Se dejará cortar el pelo por un mono?
– Y el mono, ¿será «autó-mono» o trabajador por cuenta ajena?
– ¿La jornada laboral de todos los trabajadores de la selva será igual de larga?
– ¿Tan lejos está la peluquería como para que tarde 12 horas en llegar? Vamos, yo voy tranquilo a los sitios y me entretengo, pero llegar a entretenerte 5 horas con un animal…con la leona lo puedo entender, ¿pero con el loro o el cocodrilo?

En fin, disquisiciones filosóficas aparte, vamos a lo que nos interesa. Se ve claramente que es un juego enfocado para los más pequeños. Las losetas de camino y las fichas que representan la cama de Leo y al barbero (llamado desde ahora Jeremías, porque Bubu no rima con “Peluquerías Jeremías”) están hechas con un cartón de un grosor decente, vamos, que no se van a doblar fácilmente. Lo mismo ocurre con el puzzle que representa la cabeza de Leo mientras le crece el pelo y con el reloj con el que marcaremos el tiempo. La ficha de Leo es de madera, un detalle que se agradece, y lo que más nos ha gustado es que las cartas con las que marcamos el paso a Leo son también muy gruesas, un acierto bestial ya que va a ser el componente que más va a sufrir.


Las losetas de camino nos muestran por una cara la selva, mientras que por la otra aparecen diferentes animales con distintos fondos de color y un reloj que marca el tiempo que perderá Leo con ellos en su periplo hacia la peluquería.
A la hora de disponer el “tablero”, deberemos construir un camino con las losetas, mostrando la cara de la selva, desde la cama de Leo hasta la peluquería de Jeremías.


Notad que los colores de los fondos de las losetas al mostrar el animal coinciden con los colores de las cartas que usaremos para dirigir a Leo, está será la clave del juego, porque si jugamos una carta y da la casualidad que su fondo coincide con el fondo de la loseta en la que caiga Leo, no perderemos tiempo. Si por el contrario, ambos colores no coinciden, tendremos que hacer avanzar tantas horas en el reloj como indique el relojito que aparezca en la loseta de camino.


Si entre todos jugamos cartas y conseguimos que Leo llegue a ver a Jeremías antes de que el reloj de una vuelta completa, habremos ganado la partido. Si ese no el caso, ya os digo que no es normal que sea tan fácil, tendremos cuatro intentos más antes de completar el puzzle de la melena de Leo, hecho que marcará el fin de la partida y la derrota de los jugadores.


Si os fijáis, las losetas están numeradas de 1 a 5, es decir, podremos perder de 1 a 5 horas; mientras, las cartas de movimiento nos permiten avanzar de 1 a 4. También dispondremos de algunas losetas especiales que solamente nos recuerdan que debemos ir a la peluquería sin hacernos perder tiempo.


Por añadir algo más, una de pega: creo que la caja es demasiado grande para los componentes que trae. Pones una caja la mitad de pequeña y sigues metiendo todo sin problemas para llevártelo donde quieras.

Y no hay más, como veis, no puede ser más sencillo, lo que no significa que sea aburrido. Todo lo contrario, te picas que no veas y al final te dan ganas de prenderle fuego con gasolina. No obstante, igual que el Stone Age Junior, se ha convertido en un obligatorio para venirse de vacaciones.

Y vosotros, ¿tenéis algún juego favorito que es llevéis a todas las vacaciones? ¿Trabajáis tanto como Jeremías? ¿O sois más de entreteneros como Leo?

Os esperamos en los comentarios XD

¡Ah! y contaros también que los próximos 1,2 y 3 de diciembre se celebrará en Madrid el evento sobre juegos de mesa Madrid Game On y al que hemos tenido la suerte de ser invitados como blog especializado (ualaaaaa). Ya os contaré porque eso no me lo pierdo y vamos a dejarnos caer por allí, así que si los días 1,2 y 3 estáis en Madrid ya sabéis donde encontrarnos.

 

¡Espera un momentito!

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