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¡Muy buenas! Después de estas largas vacaciones blogueras no se me ocurre mejor forma de volver a escribir que en el día de hoy, día de la paz. Estoy terminando mi formación como guía de Comunidad Infantil y he empezado mis prácticas, así que no tengo apenas tiempo, junto con los cursos y las niñas, pero me apetecía mucho volver al blog. Y lo hago con un recurso muy lindo: La mesa de la paz, que hemos reinventado en casa.

En el blog tenéis varias entradas al respecto:

–  Qué es y para qué se utiliza

La mesa de la paz en el hogar

– Instrumentos y cosas a incluir

30 objetos para incluir en la mesa de la paz

– María Montessori y la paz.

Maria Montessori y la paz

Os muestro como lo tenemos ahora mismo, hablamos más bien de mesa de diálogo y hemos separado su uso como Tiempo Fuera Positivo (esto os lo explicaré en otro momento porque sería largo, solo os digo que no tiene nada de punitivo, es voluntario y por supuesto no es un castigo es una opción para ayudar a los niños a calmarse, en nuestra compañía si lo necesitan).

Hoy voy a hacer balance de estos tres años que llevamos usándola en casa. Cuando decidimos que íbamos a incorporarla a nuestro ambiente, las niñas eran muy pequeñas, Abril estaba a punto de cumplir tres años y no teníamos claro que fuera a funcionar, Emma era un bebé, así que ni siquiera pensamos que fueran a solucionar allí ningún problema y nosotros directamente nos sentíamos un poco ridículos, pero ya sabéis, hay que predicar con el ejemplo y decidimos probar ¡y funcionó mucho mejor de lo esperado!

Abril siempre está deseosa de probar cosas nuevas y le pareció una idea genial, una forma en la que podíamos hacer un pequeño ritual (le encantan) y dialogar sobre los temas que le preocupaban. La mesa de la paz le dio en su día más pertenencia a nuestra familia, más significado, sentía que su opinión valía, que era tenida en cuenta, como además nos sentábamos en el suelo nos poníamos todos a la misma altura, logrando unas relaciones más horizontales y un mejor clima familiar. Emma era demasiado pequeña para usarla pero nunca deberíamos subestimar el poder de la imitación y el modelaje, y empezó a interiorizar (su mente absorbente lo asimilaba de una forma inconsciente, no desde el punto de vista racional) como se podían resolver los conflictos desde el diálogo y no desde las faltas de respeto y el control. Nos imitaba.

Por otro lado, en aquella época ya habíamos notado que cuando Abril tenía una rabieta (ya sabéis que no me gusta mucho la palabra, en este post con consejos para gestionar las rabietas os expliqué el porqué) rechazaba el contacto físico y lo único que la calmaba era estar sola y que nadie la tocara. Solía irse a la habitación y tumbarse. Y nosotros nos quedábamos en la puerta, esperando el momento que nos dejara acercarnos y poder ofrecer por fin la contención que creíamos necesitaba y procesar lo ocurrido.

Cuando pusimos la mesa de la paz, descubrimos que cuando se encontraba en ese estado iba a la mesa de la paz a tranquilizarse y nos permitía acercarnos antes, abrazarla y contenerla más fácilmente, nos permitía acompañar mejor sus emociones, no reprimirlas.

Entonces descubrimos el segundo uso de la mesa de la paz como tiempo fuera positivo, meses después, leyendo a Jane Nelsen averiguamos que lo que nosotros habíamos observado no solo tenía ya un nombre, sino que además era uno de los recursos que se proponían para acompañar a los niños en estos estallidos emocionales.

Los niños pequeños necesitan acompañamiento en sus destapes porque antes de los tres-cuatro años no pueden regular sus emociones; la regulación, la modulación de esa emoción, la hace el adulto acompañante, por eso la silla de pensar no es solo una falta de respeto hacía los niños sino que además es un castigo que reprime la emoción del niño en vez de modularla. Todas las emociones son válidas, todas tienen su función y no hay emociones positivas y negativas, lo que no siempre es positivo es como expresamos – adultos y niños- estas emociones. Por ejemplo, si un niño siente ira puede expresarla pegando a su hermanito – y no podemos tolerar la violencia-. Por otro lado, si queremos que nuestro hijo sepa gestionar los actos que derivan de sus emociones debemos predicar con el ejemplo. Intervenir en la situación con un grito «En esta casa no se pega, castigado  a tu habitación por malo» no es la mejor de las formas de mostrar a los niños como se pueden resolver los problemas de forma asertiva y respetuosa.

Antes de los 3-4-5 años necesitan estar con nosotros en este espacio. El cerebro de los niños procesa de forma distinta a la de los adultos, os dejo este vídeo donde podéis ver a que me refiero (Es el experimento de conservación de Piaget)

Una de las habilidades más necesarias de un guía Montessori, o de cualquier tipo de educador es la capacidad para observar a los niños y al ambiente, potenciar lo que necesitan, mantener lo que funciona y sobre todo pulir lo que no. En estos tres años ha sufrido varios cambios, primero nos dimos cuenta que cada uno necesitaba un espacio de tiempo fuera positivo distinto, Abril necesitaba mucho movimiento o coger un cuento para calmarse – y estar sola-, Emmita necesita estar en la camita-sofa de la habitación y que fuéramos con ella (A veces no quiere pero el «necesito un abrazo» funciona muy bien con ella), yo tengo mi espacio de tiempo fuera positivo en el baño y Miguel lo tiene en el cuarto de juegos de mesa (antes era mi despacho pero se lo he cedido muy gustosamente).

Respecto al uso de la mesa de la paz en la gestión de conflictos, lo hemos trasladado al salón, a una repisa, donde hay un árbol musical (herencia de la primera mesa de la paz, en vez de la campanita y que según las niñas «convierte cualquier mesa en una mesa de la paz» XD), la piedra de la paz de los turnos (misteriosamente las niñas no la necesitan y los adultos sí XD), un álbum de fotos nuestras ( para enfocarnos en el 80% de felicidad máxima que es tenernos los unos a los otros), nuestra rueda de opciones para la ira, nuestra rueda de opciones para recoger los juguetes (el conflicto habitual que a veces hay en casa) y tres cuadernitos: La agenda de las reuniones familiares, nuestra agenda de reuniones de pareja y una tercera agenda que decidieron organizar las niñas para sus asuntos también.

Os dejo también este «juego» Molestias y deseos, os lo contaré en otro post, pero es una forma muy linda de que las peques puedan trabajar los mensajes Yo y la honestidad emocional: 

Intenté cambiarle el nombre por mesa del diálogo o mesa de las soluciones, pero la hemos seguido llamando mesa de la paz. No siempre logramos llegar a un acuerdo, no siempre hacemos «las paces», lo que no se puede resolver se agenda en los cuadernitos para la siguiente reunión familiar o de pareja, por eso me parecía más adecuado hablar de mesa de diálogo o soluciones, pero ellas preferían Mesa de la paz. Y aunque hay días que discuten, discutimos, hay días de peleas, hay días que yo no estoy centrada para acompañarlas bien en sus conflictos, tengo clara una cosa: que si me equivoco se repararlo y se pedir perdón y que es el modelo que quiero ser para ellas. Y así es como educamos para la paz, dando ejemplo 🙂

Una educación basada en la cooperación y no la competencia

Una educación basada en el respeto y no en el poder

Una educación basada en el amor y no el odio

Una educación basada en la voluntad y no en el castigo

Una educación basada en la obediencia a nosotros mismos y no a los demás

Una educación basada en la valentía y no en el miedo

Una educación basada en la confianza y no en la imposición

Una educación basada en la libertad y no en la opresión

Una educación basada en los intereses del niño y no en los de los demás

Una educación basada en la paz y no en el conflicto

Os dejo este fragmento de un post similar que escribí el año pasado y me despido deseándoos un feliz día de la paz a todos.

Si queréis profundizar en estos temas los vemos en el curso Montessorizate 1+2 y en el curso Eduquemos en Positivo (Disciplina Positiva para familias y docentes).

Tenéis toda información sobre el contenido y contacto en nuestra plataforma de cursos para familias en Montessori y Disciplina Positiva

 

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