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¡Buenas! Cuanto tiempo 🙂 Después de tres meses sin pasar por aquí no sé bien que decir, lo primero que se me ocurre es como lo he echado de menos y lo segundo, seguiré estando ausente un tiempo, reflexionando, pensando, sintiendo qué y cómo hacer, pero hoy tenía la necesidad de publicar. Ayer fue el día de la felicidad y nos dieron una noticia maravillosa, que espero que sea el siguiente post que comparta con vosotros, hoy no es el día. Hoy toca agradecer, así que recupero un texto que escribí en verano y nunca vio la luz porque me sentía muy vulnerable -y lo sigo sintiendo- de una sección que espero que algún día tome forma como os conté aquí. Hace nueve años me estaba casando con mi mejor amigo, hoy es muchas cosas más, y en los últimos siete le he odiado en ocasiones profundamente, y hoy sé que todo ese sentimiento intenso era una forma poco adaptativa de decir que le echaba de menos.

Os dejo el post que escribí en su día y me vuelvo a mi caparazón hasta el siguiente arranque de valentía  : ) Que seáis muy felices y disfrutad mucho las vacaciones de Pascua : )

Mi coach dice que para volver a recobrar el aliento del blog no tengo que dejar de exponerme sino justo lo contrario. Que tengo que escribir lo que me de la gana, sin importar si alguien lo va a leer o no, sin importar si me van a criticar, sin pensar si van a utilizarlo para humillarme. Y que de hecho, si lo hacen será lo mejor que puede pasarme,  porque de lo que me tengo que «curar» es de esta necesidad que tengo de no decepcionar y la mejor forma es decepcionando a porrillo. Y de ahí nace esta sección, reflexiones que se me ocurren al escuchar canciones de Queen, el objetivo es escribirlas y compartirlas, porque si solo las escribo me sirve igual de terapia, pero entonces se pierde la parte que quiere que trabaje mi coach de que todo me la resbale. Mi coach utiliza este lenguaje tan poco políticamente correcto pero contundente, en ocasiones soez, y tiene un programa «alentar en 21 días» que es de lo más desalentador, pero no hay forma de borrarse XD Básicamente tengo que lanzar al mundo toda mi vulnerabilidad para así ser menos vulnerable.

Si seguís el blog hace mucho sabréis que no tengo pelos en la lengua en muchos temas y el blog me sirve de terapia realmente, el único cuidado que pongo es que el mensaje de amor, de respeto, de no juicio, llegue. Pero mi coach me ha animado a dar un paso más, a que cada vez que alguien diga «que chorradas dice esta mujer, no la vuelvo a leer» a mí me haga empoderarme. La idea suena loca pero cuando me lo dice tiene sentido, sobre todo si me lo dice cuando estoy ovulando XD

Bueno allá va…

Siempre digo que todas las respuestas están en canciones de Queen, que en su repertorio hay mucha sabiduría, que hay canciones divertidas y también hay algo de amargura y mucho amor. Queen ha formado parte de la BSO de nuestra vida, desde mi infancia -mis padres lo escuchaban antes del mítico Barcelona- y también de nuestra vida en común, las tardes tocando música con el guitar hero cuando creíamos que la vida era difícil por tener exámenes y tener que trabajar, recién casados viendo el musical We Will Rock you en Londres cuando nos sobraba el tiempo y el amor, la primera canción que sonó en el Mini fue Bicycle, ese coche que compramos  pensando que seríamos una familia de tres mucho tiempo, el primer viaje que hicimos con Abril fue con canciones de Queen, cuando todavía creíamos que viajar con niños era sencillo, y a Vega la trajimos a casa con rock en vez de nanas en un arranque de Somebody to love, cuando ya sabíamos que los niños no son seres desvalidos (y que duermen poco, da igual lo que hagas) y necesitan padres felices. Como el único momento que podemos hablar es en el coche, Queen está presente en todas nuestras conversaciones, interrumpidas por Vega se ha quitado un tirante, cuanto faltaaaaa y sube la música que me encanta esta canción, así que para mi Queen es todo.

Una de las canciones más especiales para mí es These are the days of my life. Si habéis visto el video alguna vez, Freddie Mercurie, ya muy enfermo – SIDA -, tiene un aspecto demacrado y a la vez a mí no me inspira lástima, me produce una tristeza infinita su enfermedad pero no le veo como una víctima, le veo en paz, sabiendo que el futuro que le queda es corto, pero que lo mira de frente, sabiendo que ha vivido su vida como le ha dado la gana. Fue el último video que grabaron como Queen, poco después murió, en brazos de alguien que no era su mujer pero si su mejor amiga, recordándonos a todos que pasión y amor no siempre van unidos, y que aunque el primero parece más fuerte, es el segundo el que nos empuja a dar lo mejor de nosotros, como en Under Pressure.

Creo que la canción, escrita por Roger Taylor, es una oda al Beatus Ille, a esa necesidad de parar el tiempo cuando sentimos que se nos escapa entre los dedos, al los días son largos pero los años son cortos hecho canción, creo que va de ese amor por los hijos y por encontrar el botón que si no pare el tiempo si lo ralentice. Y entre medias, entre el trabajo y la crianza, que es el trabajo más exigente que existe, queda la pareja. A quien solemos, haciendo nuestro el mítico donde hay confianza da asco, escupirle sin filtro todo lo que nos esforzamos en cuidar para el resto de la humanidad, es decir como si fuéramos su peor hater y troll todo junto (en la vida 2.0 tampoco hay filtro) cuando es a quienes les tendríamos que estar diciendo I still love you.

Igual cuando escupimos sin filtro creo que queremos decir I still miss you y no sabemos como, creo que de repente pasan los años y jolín como echamos de menos estar solos, no tener otra pretensión que reír hasta que llegue el amanecer, dormir hasta que el estómago nos haga pedir una pizza para comer y volver a la cama. No ser responsable de nadie, no ser responsable de que nadie tenga que hornear la pizza en vez de encargarla por cuidar su salud, quedarse despierto para ver el amanecer sin saber que al día siguiente, a la hora siguiente, te va a pasar factura en forma de manitas pequeñas y dulces y un grito alegre de ya es de díaaaaaaaaaa.

Y es que criar es muy bonito pero muy dificultoso. Muy cansado. Muy continuo. Muy agotador. Y extraordinariamente maravilloso, porque el amor es la fuerza más poderosa que existe, si no la ponemos freno, si permitimos que atraviese cada poro de nuestra piel.

Hace poco estábamos de vacaciones, las mayores en la piscina y Vega durmiendo, la comida estaba esperando, enfriándose, las niñas nos pidieron diez minutos más con sus amigos y los tuvieron – decir sí es maravilloso- y yo en un ataque de optimismo dije «comamos solos, cuando será la próxima vez que tengamos esta oportunidad de tener una conversación solos mientras comemos» a lo que mi coach añadió «El resto de nuestra vida en cuanto las niñas sean mayores».

Zasca.

Que es su forma de decir I still love you, sin la musicalidad de Freddie.

Y pasaran los años y echaremos la vista atrás y diremos «the bad things in life were so few» y estoy segura que en vez de arrepentirnos por el tiempo que pasamos discutiendo por chorradas, daremos las gracias por la vida tan bonita que hemos tenido el privilegio de vivir.

O es mi deseo, si entre medias no nos hemos cargado el amor de tanto usarlo, por cuidar mucho y cuidarnos poco. Me va a tocar tatuarme el I still love you a ver si así me lo aprendo, porque estos son los días de nuestra vida, aunque a veces con el jaleo diario se nos olvida.

Gracias, Freddie, por recordárnoslo, we are princes of the universe, un poquito más gracias a ti.

Gracias, coach, por seguir buscándome atardeceres. I still love you,

 

¡Espera un momentito!

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